En Limpiezas Especiales Les Franqueses del Vallès, comprendemos la gravedad y complejidad del síndrome de Diógenes. Sabemos que enfrentar una situación de acumulación extrema puede ser abrumador y emocionalmente agotador.
El síndrome de Diógenes no solo afecta el entorno físico, sino también el bienestar emocional de las personas involucradas. En Limpiezas Especiales Les Franqueses del Vallès, no solo limpiamos; restauramos hogares y vidas. Utilizamos equipos y productos de alta calidad para desinfectar y esterilizar su vivienda, eliminando riesgos sanitarios y devolviendo un ambiente saludable.
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Con frecuencia aparecen en los medios de comunicación noticias que se refieren a ancianos que viven rodeados de basura, en graves condiciones de insalubridad y miseria. Son personas que padecen patrones de conducta irregular caracterizados por el acopio indiscriminado de objetos.
El Síndrome de Diógenes fue descrito ya en el año 1966 por MacMillan y Shaw y denominado así por Clark, Mankikar y Gray en 1975.
Suele aparecer en personas de edad avanzada que generalmente viven solas, y preferentemente en mujeres, aunque esta circunstancia podría explicarse por el desequilibrio entre sexos que se da en la última etapa de la vida.
Dado que no se trata de una definición unívoca sino de situaciones muy diversas, la prevalencia e incidencia de este síndrome aparecen en la literatura científica con cifras muy dispares.
Parecen existir factores predisponentes de este trastorno, como son la soledad, ciertos rasgos de la personalidad acentuados en la edad senil (personas obstinadas, desconfiadas, introvertidas, suspicaces…), acontecimientos traumáticos en la infancia y circunstancias estresantes que aparecen en la vejez (carencia de lazos afectivos, viudedad, pérdida de reconocimiento social y laboral…) Sin embargo, es significativo que curse con independencia del nivel intelectual, económico y cultural de los afectados.
El síndrome de Diógenes no está recogido en las guías diagnósticas como entidad clínica diferenciada, ya que en determinadas ocasiones está asociado a otros desórdenes psiquiátricos o neurológicos (esquizofrenia, depresión, dependencia del alcohol, deterioro cognitivo, etc.)
A grandes rasgos, estos enfermos presentan las siguientes características:
Un trastorno de conducta diferente que sí aparece como categoría clínica diferenciada en los Manuales de Diagnóstico Internacionales es el conocido como Trastorno por Acumulación. Confluye con el Síndrome de Diógenes en ocasionar un problema de insalubridad con el consiguiente riesgo para la salud pública.
Este trastorno fue descrito por Frost y Hartl en 1996. Se señala una prevalencia del mismo de entre el 1.3% y el 5.8% según diferentes estudios.
Los criterios para considerar a una persona acumuladora compulsiva se sintetizan en:
Para los pacientes con trastorno por acumulación todos los objetos tienen un valor intrínseco -sentimental, práctico-, una utilidad. Existe tal apego a sus pertenencias que no se puede desprender de nada, nada se puede tirar.
La adquisición de manera compulsiva (recabando en la calle o comprando) añadido al hecho de no tirar nada, termina ocupando prácticamente todo el espacio de su vivienda, lo que impide el uso al que estaban destinadas las estancias de su domicilio. Almacenan un “mar de cosas” sin objeto.
Un caso especial son los acumuladores de animales de compañía, fundamentalmente perros y/o gatos, en un número desproporcionado y habitualmente en malas condiciones higiénico-sanitarias, conocido en la literatura científica como Síndrome de Noé. Esta situación incrementa el nivel de insalubridad de la vivienda.
Las causas de estos trastornos son desconocidas. Así como en el Síndrome de Diógenes se acredita un trastorno mental en la mitad de los casos, en el trastorno por acumulación se señalan factores genéticos y neurocognitivos predisponentes.
Tanto el caso de Síndrome de Diógenes como el descrito como Trastorno por Acumulación pueden provocar daños estructurales en los espacios que habitan los afectados, dependiendo de la cantidad y el tipo de material acumulado. Además, suponen un riesgo de incendio y un peligro para la salud pública, favoreciendo también la proliferación de insectos y roedores, máxime cuando estas personas además de “atesorar” basura conviven en ocasiones con un número excesivo de animales, a los que tampoco mantienen en adecuadas condiciones ni prestan la atención debida.
Un caso diferente de los dos cuadros anteriores es el coleccionismo. Aquí se individualiza cada objeto, se organizan por categorías y pueden alcanzar un determinado valor económico, aparte del sentimental. A veces puede desembocar en un trastorno adictivo con consecuencias para la salud del coleccionista.
El tratamiento debe contemplar diversos aspectos. Es fundamental la prevención y detección de casos de riesgo, establecer un diagnóstico correcto, asegurar una adecuada atención geriátrica y mejorar las coberturas sociales. Para ello es preciso abordarlo de un modo integral e interdisciplinar, lo que implica la coordinación de actuaciones entre los distintos niveles y estamentos de intervención: familia y entorno vecinal, servicios sanitarios y sociales, cuerpos de seguridad y emergencias, instancias judiciales, organismos de tutela, redes de apoyo social, etc.
Hay que insistir en que la gravedad y complejidad del problema requieren aunar esfuerzos para mejorar la atención y la calidad de vida de los mayores que viven en soledad, sobre todo teniendo en cuenta que el envejecimiento de la población y la situación de los ancianos en nuestra sociedad hacen pensar en un previsible aumento de estos casos.
Saneamiento de viviendas
Como ya se ha indicado, cuando se produce una excesiva acumulación de basura y enseres en una vivienda, además de suponer un riesgo para la salud de su/s residentes, se puede ocasionar un importante problema de salud comunitaria, en especial para los vecinos del inmueble.
En este contexto, desde las administraciones sanitarias se insta a la realización de la retirada de basura y/o enseres, así como a la limpieza y desinfección, en su caso también desodorización, de las estancias para evitar los riesgos de salud mencionados, que pueden relacionarse con problemas de seguridad estructural del inmueble, proliferación de vectores e infecciones por causa de insalubridad.
Cuando se pasa de un problema de salud individual a un problema colectivo, por parte de las administraciones competentes en materia de salud pública se deben establecer actuaciones/procedimientos para disminuir estos riesgos y proteger la salud de residentes y vecinos. Con este objetivo, ante denuncias de este tipo de situaciones, se realizan las actuaciones al respecto del saneamiento para que sea llevado a cabo bien por el causante de este problema o, en su caso, ejecutado desde la propia Administración en aras del mantenimiento de la salud pública.
Desde Madrid Salud, en concreto desde el Departamento de Salud Ambiental, se articulan estas actuaciones de verificación de situaciones de insalubridad en viviendas y, si es preciso, se coordinan las labores de retirada de residuos, limpieza y desinfección/desodorización.
Bienvenidos una vez más, queridos amantes del misterio, el terror y lo oculto a mi pequeño rinconcito de Internet. Esta semana por fin ha salido el tema de personajes interesantes y nada podría hacerme más feliz. ¿Por qué? Pues porque hace mucho que quería hablar de los hermanos Collyer, un par de excéntricos que causaron sensación en Manhattan a principios del siglo XX por su comportamiento extraño y antisocial, que sufrieron un triste y deslustrado final. Coged vuestros equipos de excavación, linternas y picos porque vamos a inspeccionar la azarosa vida de los hermanos Collyer. Homer Lusk Collyer y su hermano Langley Collyer nacieron a finales del s.XIX, hijos del Doctor Herman L. Collyer y su mujer Susie Gage Frost, en Manhattan, Nueva York. Él era ginecólogo y ella era cantante de ópera. Además, Herman y Susie eran primos así que ¿qué podía salir mal? Muchas cosas. Digamos que los hermanos Collyer ya tenían algo de desventaja antes de nacer por eso de compartir demasiados apellidos (que oye, si vosotros salís con vuestros primos, que sepáis que no juzgo), aunque en apariencia esto no les había afectado en temas de salud, y de que su padre era un excéntrico y todo se hereda. ¿Qué a qué me refiero con excéntrico? Pues a que era raro de cojones. Herman trabajaba en un hospital en la actual isla Roosevelt y para ir allí, en vez de coger el ferry, o el puente colgante o lo que quiera Dios que hubiese para pasar de un lado a otro, se cruzaba todas las mañanas media ciudad con una canoa al hombro. Con el tiempo Herman comenzó a vivir separado de su mujer e hijos, pero era demasiado tarde. La rareza se había pegado y ellos nunca olvidarían las costumbres náuticas de su padre, entre otras cosas. Con el tiempo, los chavales crecieron. Homer se graduó en derecho y Langley se consideraba a sí mismo una especie de inventor. Como todos sabemos, la gente que se considera inventor no suele ser en absoluto extraña. Y para ser sinceros, al principio nada apuntaba que fuesen personas peculiares. Sus padres habían muerto en los años veinte, pero este suceso no parecía haberles afectado de una forma trágica, ni nada parecido. Hacían una vida bastante normal, participando en las actividades del barrio, yendo al trabajo… Lo típico, vaya. Lo que realmente hizo que todo se fuese bastante al cagarro fue la enfermedad visual de Homer. En 1933, Homer perdió la vista por culpa de una hermorragia en la parte trasera de sus ojos (disculpad mi desconocimiento de la jerga médica) y comenzó a recluirse en su casa. Langley, que siempre había adorado a su hermano dejó su trabajo de afinador de pianos y se quedó para cuidarle. Vale, es una putada quedarte ciego a principios del siglo XX. Ni la sociedad estaba tan concienciada como ahora con las discapacidades, ni existían los cuidados médicos de hoy en día. Pero tampoco es como si fueran unos muertos de hambre. De hecho vivían en una especie de mansionzuela, prácticamente un bloque entero de pisos para ellos solos. Y diréis, Sheila, “tú odias salir a la calle, no nos seas hipócrita”. Eh, eh, vale. Tenéis razón: odio salir a la calle. ¿Pero sabéis qué? Aun así salgo y mi casa no es un vertedero. Pero me estoy adelantando a los acontecimientos. El caso es que Homer se recluyó por su falta de vista y Langley se quedó para cuidarlo. Langley era un hermano dedicado. Le leía a su hermano libros para que no se aburriera, se ocupaba de sus necesidades básicas y estaba estudiando la forma de curarle. Comenzó a acumular periódicos para que Homer pudiese leerlos cuando recuperase la vista. Pero nunca la recuperó y ambos fueron saliendo a la calle cada vez menos y menos hasta convertirse en una especie de mito urbano entre sus vecinos. Estos decían que los hermanos Collyer vivían entre lujos, riquezas y tesoros de mataporculo y no era raro que los adolescentes intentasen colarse dentro de la mansión para ver qué narices había dentro. Una periodista un tanto garrula no ayudó en absoluto, al publicar un artículo diciendo que estaban forrados y esas cosas. Este clima enrarecido y el aumento de la inmigración en el barrio (que antes había sido de clase bastante alta, por si no os había quedado claro), hicieron que a Langley no le gustase salir ni a por el pan. Después de que unos críos le rompieran la ventana a pedradas, directamente pasó a salir a comprar solo por la noche, cruzando de punta a punta la ciudad para poder comprar a esas intempestivas horas. Un poco como su padre con la bendita canoa. Ah, y también tapió todas las puertas y ventanas de su casa, además de llenar toda su casa de trampas mortales. Casi se me olvida. Langley estaba convencido de que cualquier día entrarían a robar sus preciadas posesiones y convirtió la casa en un auténtico laberinto. ¿Cómo? Pues resulta que sus preciadas posesiones eran, en realidad, un montón de basura, literalmente. Los hermanos muy probablemente padecían de trastorno de acumulación compulsiva. Las personas que padecen esta enfermedad se sienten incapaces de tirar nada (por muy usado o deteriorado que esté) y van acumulando más y más objetos hasta que sus casas se convierten en intransitables. E intransitable era la mansión de los Collyer. Como ya he dicho, Langley había construido un auténtico laberinto con todas las cosas que habían ido acumulando, dejando entre medias unos pequeños espacios a modo de nido, en los que se podía medio vivir. Además todo el recorrido estaba lleno de trampas diseñadas para matar. Alrededor de 1939, les cortaron la luz, el gas y el teléfono debido a impagos, pero a los hermanos no les importó. Llevaban casi once años sin usarlos y no, esto no era lo normal para alguien de clase alta en la época. Un par de años después el banco intentó embargarles la casa, una vez más por impago. Langley salió y les soltó en la cara los 6.700 $ que les faltaban por pagar. Eso era un pastizal para la época. Hay que decir que este momento me parece grandioso. Imaginaos que os vienen a embargar, salís con toda la pasta y se la tiráis a la cara a los del banco en plan “dejadme en paz”. Pero claro, todas estas movidas hicieron que los agentes de la ley se preocupasen. Hacía mucho que no se veía a Homer… Bueno a ninguno de los dos se les veía mucho, pero a Homer en concreto, menos. Y claro estaban preocupados porque igual había muerto o yo qué sé. Un sargento fue a comprobar que estaba bien y, para sorpresa de todos, Langley le dejó pasar y le guio a través del mierdilaberinto durante casi media horaza. Homer estaba bien, pero un tanto hasta los huevos de que se metieran en su vida. Los problemas económicos volvieron pronto. Hacienda se metió en el ajo por impago de impuestos (porque nadie podía ni quería dejar vivir a estos dos en paz) y puso la casa a nombre del estado. Pusieron el edificio en subasta, pero nadie lo quiso porque estaba hecho una mierda. Es lo que tiene no cuidar tu casa y llenarla de basura durante decenios. Poco después tuvieron que ir a juicio por que la ciudad quería unas tierras que ellos poseían para hacer calles y esas cosas típicas de las ciudades. Langley apareció en el juicio vestido con ropa de hacía treinta años, como si no supiese que había pasado el tiempo, y al final les quitaron los terruños por cuatro perras. Esta fue la última vez que se vio a alguno de los dos con vida. En 1947 alguien llamó a la policía diciendo que la casa olía a muerto. Literalmente. La policía fue a investigar y esta vez no se contentaron con llamar a la puerta sino que empezaron a echar la puerta abajo con barras de acero, hachas y demás parafernalia. Pronto se dieron cuenta de que no tenían mucho que hacer ante la montaña de cosas acumulada e intentaron acceder por el tejado y por ventanas de los pisos superiores. Tardaron horas en acceder pero cuando por fin lo consiguieron, entraron y, efectivamente, encontraron un cadáver… el de un ladrón que se había quedado atrapado en las trampas de Langley. Por desgracia, también encontraron a los hermanos muertos. Langley, había muerto atrapado en una de sus propias trampas, aplastado bajo multitud de cosas, intentando llegar desesperadamente a donde estaba su hermano, al que siempre había querido con locura. A tan solo unos metros de distancia, pero separados por muros y muros de objetos y basura, estaba Homer. Homer había muerto después que su hermano, sentado en un sillón, ciego, solo, por hambre y deshidratación. Solo Dios sabe cuánto tiempo tuvo que estar escuchando los estertores de su hermano, sabiendo que necesitaba ayuda, pero sin poder hacer nada… Como curiosidad, la policía tardó más de tres semanas en desmontar el laberinto y limpiar el edificio y sacaron más de 103 toneladas de basura. Entre los objetos había multitud de periódicos viejos, libros, colecciones de cuadros y estatuas, un coche desmontado, estatuas, latas, colecciones de medicina de Herman Collyer, carritos de bebés e infinidad de curiosidades. Los hermanos se han convertido en todo un mito con el tiempo y se discute si eran personas enfermas o gente que quería vivir a su modo, pero que se vio forzada a recluirse ante las presiones de la sociedad para obligarles a aceptar un modo de vida que ellos no querían. El edificio en el que vivían fue derruido y a día de hoy en su lugar hay un pequeño parque conmemorativo. Aquí Sheila, reportando para todos vosotros las historias más increíbles, los fenómenos más extraños y las cosas que nadie quiere que sepáis.LA EXTRAÑA VIDA DE LOS HERMANOS COLLYER
El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por la acumulación incontrolada de objetos y residuos, un severo descuido de la higiene personal y del hogar, y un significativo aislamiento social. Aquellas personas que lo padecen tienden a acumular objetos inútiles y residuos orgánicos, resultando en un ambiente inseguro y poco saludable.
Efectos del Síndrome de Diógenes
Salud Física: Proliferación de plagas, infecciones, y peligro de incendios.
Salud Mental: Aislamiento, estrés y ansiedad.
Entorno Social: Dificultades de convivencia, quejas de vecinos, y posible intervención de servicios sociales.
La intervención de profesionales en la limpieza del síndrome de Diógenes es crucial tanto para recuperar la habitabilidad del hogar como para salvaguardar la salud y el bienestar de los afectados y sus comunidades.
Seguidamente, explicamos los peligros de la acumulación excesiva y las ventajas de contratar servicios de limpieza profesional.
La acumulación descontrolada de objetos y basura puede tener serias consecuencias, incluyendo:
Plagas: Insectos y Roedores
Los residuos y alimentos descompuestos propician un entorno perfecto para plagas de insectos y roedores. Estos animales no solo representan una molestia, sino que también pueden transmitir enfermedades graves a través de sus excrementos, orina y mordeduras.
Infecciones: Patógenos y Bacterias
Un entorno sucio y lleno de residuos orgánicos facilita la proliferación de patógenos y bacterias. Estos microorganismos pueden causar infecciones graves en los habitantes de la vivienda, incluyendo enfermedades respiratorias, infecciones cutáneas y enfermedades gastrointestinales. La exposición constante a estos patógenos aumenta el riesgo de enfermedades crónicas y reduce la calidad de vida.
Daños Estructurales: Deterioro de la Vivienda
Acumular objetos pesados y basura puede dañar la estructura de la vivienda. El peso excesivo compromete la integridad de pisos y techos, y la humedad junto con los residuos orgánicos pueden causar moho y podredumbre en las estructuras de madera. Estos daños no solo comprometen la seguridad del edificio, sino que también pueden necesitar reparaciones costosas.
Contratar una limpieza profesional brinda múltiples beneficios, tanto inmediatos como a largo plazo:
Restauración de la habitabilidad
La intervención profesional en la limpieza permite recuperar el espacio habitable de manera segura y cómoda. Los profesionales de la limpieza de síndrome de Diógenes están preparados para abordar situaciones extremas, garantizando una limpieza completa y eficiente. Este proceso incluye la eliminación de residuos, desinfección de superficies y restauración de áreas dañadas, devolviendo la funcionalidad y habitabilidad del hogar.
Aumento de la salud y bienestar
La eliminación de patógenos y plagas es crucial para mejorar la salud de los habitantes de la vivienda. Una limpieza y desinfección adecuadas eliminan los riesgos de infecciones y enfermedades causadas por la acumulación de basura. Asimismo, un ambiente limpio y ordenado contribuye de manera significativa al bienestar mental, disminuyendo el estrés y la ansiedad vinculados a vivir en condiciones insalubres.
Prevención de problemas futuros
Los servicios de limpieza profesional no solo resuelven el problema actual, sino que también introducen medidas preventivas para evitar recurrencias. Esto puede abarcar asesoramiento sobre mantenimiento del hogar, estrategias de organización y gestión de residuos, y apoyo psicológico para tratar las conductas subyacentes del síndrome de Diógenes.
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En Limpiezas Especiales Les Franqueses del Vallès, somos expertos en abordar situaciones de limpieza extrema, incluyendo el síndrome de Diógenes. Nuestros servicios incluyen:
Aplicamos tratamientos especializados para eliminar bacterias y hongos, proporcionando un ambiente higiénico y seguro. Esto incluye el uso de productos específicos y maquinaria especializada. Nos aseguramos de que nuestros métodos eliminen todos los patógenos posibles, manteniendo su espacio libre de peligros biológicos.
Brindamos servicios de vaciado total o parcial, retirando muebles, enseres y desechos acumulados de acuerdo a lo requerido por el cliente. Nos ocupamos de todo el proceso de vaciado, incluyendo la clasificación de objetos y su correcta disposición final, siempre respetando las normativas medioambientales.
Reparamos suelos, muebles y paredes dañadas, devolviendo la funcionalidad y estética a la vivienda. Riscos sanitaris Este servicio es crucial para devolver el hogar a un estado habitable y seguro.
Ofrecemos apoyo psicológico tanto a las personas afectadas como a sus familiares, ayudándoles a superar el trauma relacionado con el síndrome de Diógenes. Este soporte es esencial para una recuperación integral y sostenible.
Además, ofrecemos opciones personalizadas para adaptarnos a las necesidades específicas de cada cliente, asegurando una solución a medida para cada situación.
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Nuestro método de limpieza está creado para ser eficaz y eficiente, garantizando la eliminación de todos los riesgos involucrados.
Evaluación inicial
Nuestro grupo efectúa una evaluación detallada del riesgo y el alcance del problema antes de comenzar la limpieza. Garantía total en Limpieza integral de viviendas con síndrome de Diógenes en Les Franqueses del Vallès !Contacta ahora¡ Esto comprende una inspección exhaustiva para definir la mejor estrategia.
Clasificación y eliminación de objetos
Seguimos un proceso estructurado de clasificación y eliminación para asegurar una limpieza eficiente y completa. Los objetos se clasifican en reutilizables y desechables, y se manejan según normativas de seguridad.
Limpieza y desinfección
Efectuamos una limpieza profunda de todas las superficies, desinfección de áreas contaminadas y eliminación de plagas.
Evaluación del riesgo y planificación
Clasificación de artículos
Eliminación de objetos voluminosos y basura
Limpieza exhaustiva y desinfección
Restauración y arreglo
Restauración final
Tras la limpieza, llevamos a cabo reformas y pintura para la rehabilitación total de la vivienda. Este paso garantiza que el espacio no solo esté limpio, sino también agradable y funcional.
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Aspecto | Descripción |
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Servicios de Limpieza Profesional | Limpieza especializada para el síndrome de Diógenes en Barcelona. |
Impacto del Síndrome de Diógenes | Afecta la salud física, mental y el entorno social. |
Riesgos Asociados | Plagas, infecciones y problemas estructurales. |
Beneficios de la Limpieza Profesional | Restauración de la habitabilidad y mejora de la salud y bienestar. |
Servicios Ofrecidos | Desinfección, eliminación de residuos, restauración, apoyo psicológico. |
Proceso de Limpieza | Evaluación inicial, clasificación, eliminación de objetos, limpieza y desinfección. |
Contacto y Presupuestos | Formulario en línea, consultas sin compromiso. |
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Solicitud de presupuestos
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Ofrecemos consultas sin compromiso y asesoramiento sobre servicios sociales adicionales. Esto incluye orientación sobre recursos disponibles para apoyar a las personas afectadas.
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El proceso de limpieza incluye una evaluación inicial, clasificación y eliminación de objetos, desinfección y esterilización de la vivienda, control de plagas, reparación de daños estructurales y, en algunos casos, apoyo psicológico para los afectados.
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